La Busqueda de Dios
Cuando Dios ha sido hallado,
el espíritu comprende que lo único grande que existe es Él
Frente a Dios, todo se desvanece:
cuanto a Dios no interesa se hace indiferente.
Las decisiones realmente importantes y definitivas
son las que yacen en Él
Al que ha encontrado a Dios acontece lo que al que ama por primera vez:
corre, vuela, se siente transportado;
todas sus dudas están en la superficie,
en lo hondo de su ser reina la paz.
No le importa ni mucho ni poco cuál sea su situación,
ni si escucha o no sus preces. Lo único importante es: Dios está presente.
Dios es Dios. Ante este hecho, calla su corazón y reposa
En el alma de este repatriado hay dolor y felicidad al mismo tiempo.
Dios es a la vez su paz y su inquietud.
En Él descansa, pero no puede permanecer un momento inmóvil.
Tiene que descansar andando; tiene que guarecerse en la inquietud.
Cada día se alza Dios ante él como un llamado,
como un deber, como dicha próxima no alcanzada
El que halla a Dios se siente buscado por Dios, como perseguido por Él,
y en Él descansa, como en un vasto y tibio mar.
Esta búsqueda de Dios sólo es posible en esta vida,
y esta vida sólo toma sentido por esa misma búsqueda.
Dios aparece siempre y en todas partes, y en ningún lado se le halla.
Lo oímos en las crujientes olas, y sin embargo calla.
En todas partes nos sale al encuentro y nunca podremos captarlo;
pero un día cesará la búsqueda y será el definitivo encuentro.
Cuando hemos hallado a Dios,
todos los bienes de este mundo están hallados y poseídos.
San Alberto Hurtado, 1952
el espíritu comprende que lo único grande que existe es Él
Frente a Dios, todo se desvanece:
cuanto a Dios no interesa se hace indiferente.
Las decisiones realmente importantes y definitivas
son las que yacen en Él
Al que ha encontrado a Dios acontece lo que al que ama por primera vez:
corre, vuela, se siente transportado;
todas sus dudas están en la superficie,
en lo hondo de su ser reina la paz.
No le importa ni mucho ni poco cuál sea su situación,
ni si escucha o no sus preces. Lo único importante es: Dios está presente.
Dios es Dios. Ante este hecho, calla su corazón y reposa
En el alma de este repatriado hay dolor y felicidad al mismo tiempo.
Dios es a la vez su paz y su inquietud.
En Él descansa, pero no puede permanecer un momento inmóvil.
Tiene que descansar andando; tiene que guarecerse en la inquietud.
Cada día se alza Dios ante él como un llamado,
como un deber, como dicha próxima no alcanzada
El que halla a Dios se siente buscado por Dios, como perseguido por Él,
y en Él descansa, como en un vasto y tibio mar.
Esta búsqueda de Dios sólo es posible en esta vida,
y esta vida sólo toma sentido por esa misma búsqueda.
Dios aparece siempre y en todas partes, y en ningún lado se le halla.
Lo oímos en las crujientes olas, y sin embargo calla.
En todas partes nos sale al encuentro y nunca podremos captarlo;
pero un día cesará la búsqueda y será el definitivo encuentro.
Cuando hemos hallado a Dios,
todos los bienes de este mundo están hallados y poseídos.
San Alberto Hurtado, 1952
No hay comentarios.:
Publicar un comentario