Puebla 1979
DOCUMENTO DE PUEBLA
III Conferencia del Episcopado Latinoamericano y el Caribe.
1979.
Capítulo II
OPCIÓN PREFERENCIAL POR LOS JÓVENES
1166. Presentar a los jóvenes el Cristo vivo, como único Salvador, para que, evangelizados, evangelicen y contribuyan, con una respuesta de amor a Cristo, a la liberación integral del hombre y de la sociedad, llevando una vida de comunión y participación.
2.1. Situación de la juventud
1167. Características de la juventud: La juventud no es sólo un grupo de personas de edad cronológica. Es también una actitud ante la vida, en una etapa no definitiva sino transitiva. Tiene rasgos muy característicos:
1168. Un inconformismo que lo cuestiona todo; un espíritu de riesgo que la lleva a compromisos y situaciones radicales; una capacidad creativa con respuestas nuevas al mundo en cambio que aspira a mejorar siempre como signo de esperanza. Su aspiración personal más espontánea y fuerte es la libertad, emancipada de toda tutela exterior. Es signo de gozo y felicidad. Muy sensible a los problemas sociales. Exige autenticidad y sencillez y rechaza con rebeldía una sociedad invadida por hipocresías y antivalores.
1169. Este dinamismo la hace capaz de renovar las culturas que, de otra manera, envejecerían.
La juventud en el cuerpo social
1170. El papel normal que juega la juventud en la sociedad es el de dinamizar el cuerpo social. Cuando los adultos no son auténticos ni abiertos al diálogo con los jóvenes, impiden que el dinamismo creador del joven haga avanzar el cuerpo social. Al no verse tomados en serio, los jóvenes se dirigen por diversos caminos: o son acosados por diversas ideologías, especialmente las radicalizadas, ya que siendo sensibles a las mismas por su idealismo natural, no siempre tienen una preparación suficiente para un claro discernimiento, son indiferentes al sistema vigente o se acomodan a él con dificultad y pierden capacidad dinamizadora.
1171. Lo que más desorienta al joven es la amenaza a su exigencia de autenticidad por el ambiente adulto en gran parte incoherente y manipulador y por el conflicto generacional, la civilización de consumo, una cierta pedagogía del instinto, la droga, el sexualismo, la tentación de ateísmo.
1172. Hoy día la juventud es manipulada especialmente en lo político y en el uso del «tiempo libre». Una parte de la juventud tiene legítimas inquietudes políticas y conciencia de poder social. Su falta de formación en estos campos y la asesoría equilibrada la lleva a radicalizaciones o frustraciones. El joven ocupa gran parte del «tiempo libre» en el deporte y en la utilización de los medios de comunicación social. Para algunos, son instrumento de educación y sana recreación; para otros, elementos de alienación.
1173. La familia es el cuerpo social primario en el que se origina y educa la juventud. De su estabilidad, tipo de relaciones con la juventud, vivencia y apertura a sus valores, depende, en gran parte, el fracaso o el éxito de la realización de esta juventud en la sociedad o en la Iglesia (314).
1174. La juventud femenina está pasando por una crisis de identidad por la confusión reinante acerca de la misión de la mujer hoy. Los elementos negativos sobre liberación femenina y un cierto «machismo» todavía existente, impiden una sana promoción femenina como parte indispensable en la construcción de la sociedad.
La juventud de América Latina
1175. La juventud de América Latina no puede considerarse en abstracto. Hay diversidad de jóvenes, caracterizados por su situación social o por las experiencias socio-políticas que viven sus respectivos países.
1176. Si atendemos a su situación social, observamos que, al lado de aquellos que por su condición económica se desarrollan con normalidad, hay muchos jóvenes indígenas, campesinos, mineros, pescadores y obreros que, por su pobreza, se ven obligados a trabajar como personas mayores. Junto a jóvenes que viven holgadamente, hay estudiantes, sobre todo de suburbios, que viven ya la inseguridad de un futuro empleo o no han encontrado su camino por falta de orientación vocacional.
1177. Por otra parte, es indudable que hay jóvenes que se han visto defraudados por falta de autenticidad de algunos de sus líderes o se han sentido hastiados por la civilización de consumo. Otros, en cambio, como respuesta a las múltiples formas de egoísmo, desean construir un mundo de paz, justicia y amor. Finalmente, comprobamos que no pocos han encontrado la alegría de la entrega a Cristo, no obstante las variadas y duras exigencias de su cruz.
Los jóvenes y la Iglesia
1178. La Iglesia ve en la juventud una enorme fuerza renovadora, símbolo de la misma Iglesia. Esto lo hace por vocación y no por táctica, ya que está «llamada a constante renovación de sí misma, o sea, a un incesante rejuvenecimiento» (Juan Pablo II, Alocución Juventud 2: AAS 71 p. 218). El servicio a la juventud realizado con humildad debe hacer cambiar en la Iglesia cualquiera actitud de desconfianza o de incoherencia hacia los jóvenes.
1179. Actualmente, sin embargo, los jóvenes ven a la Iglesia de diversas maneras: unos la aman espontáneamente como ella es, sacramento de Cristo; otros, la cuestionan para que sea auténtica y no faltan los que buscan un Cristo vivo sin su cuerpo que es la Iglesia. Hay una masa indiferente, acomodada pasivamente a la civilización de consumo u otros sucedáneos, desinteresada por la exigencia evangélica.
1180. Existen jóvenes muy inquietos socialmente, pero reprimidos por los sistemas de gobierno; éstos buscan a la Iglesia como espacio de libertad para poder expresarse sin manipulaciones y poder protestar social y políticamente. Algunos, en cambio, pretenden utilizarla como instrumento de contestación. Finalmente, una minoría muy activa, influida por su ambiente o por ideologías materialistas y ateas, niega y combate el Evangelio.
1181. Los jóvenes deseosos de realizarse en la Iglesia, pueden quedar defraudados cuando no hay una buena planificación y programación pastoral que responda a la realidad histórica que viven. Igualmente sienten la falta de asesores preparados, aunque en no pocos grupos y movimientos juveniles se encuentran dichos asesores competentes y sacrificados.
2.2. Criterios pastorales
1182. Queremos responder a la situación de la juventud, con los tres criterios de verdad propuestos por S.S. Juan Pablo II: la verdad sobre Jesucristo, la verdad sobre la misión de la Iglesia y la verdad sobre el hombre (315).
1183. La juventud camina, aun sin darse cuenta, al encuentro de un Mesías, Cristo, quien camina hacia los jóvenes. Sólo Él hace verdaderamente libre al joven. Éste es el Cristo que debe ser presentado a los jóvenes como liberador integral (316): quien por el espíritu de las Bienaventuranzas ofrece a todo joven la inserción en un proceso de conversión constante; comprende sus debilidades y le ofrece un encuentro muy personal con Él y la Comunidad, en los sacramentos de la reconciliación y la Eucaristía. El joven debe experimentar a Cristo como amigo personal, que no falla nunca, camino de total realización. Con Él y por la ley del amor, camina al Padre común y a los hermanos. Así se siente verdaderamente feliz.
El joven en la Iglesia
1184. Los jóvenes deben sentir que son Iglesia, experimentándola como lugar de comunión y participación. Por esto, la Iglesia acepta sus críticas, porque se sabe limitada en sus miembros y los hace gradualmente responsables de su construcción hasta su envío como testigos y misioneros especialmente a la gran masa juvenil. En ella los jóvenes se sienten pueblo nuevo; el de las Bienaventuranzas, sin otra seguridad que Cristo; un pueblo con corazón de pobre, contemplativo, en actitud de escuchar y de discernir evangélicamente, constructor de paz, portador de alegría y de un proyecto liberador integral en favor, sobre todo, de sus hermanos jóvenes. La Virgen Madre, bondadosa, la creyente fiel, educa al joven para ser Iglesia.
1185. El joven con las actitudes de Cristo promueve y defiende la dignidad de la persona humana. Por el bautismo es hijo del único Padre, hermano de todos los hombres y contribuye a la edificación de la Iglesia. Cada vez se siente más «ciudadano universal», instrumento en la construcción de la comunidad latinoamericana y universal.
III Conferencia del Episcopado Latinoamericano y el Caribe.
1979.
Capítulo II
OPCIÓN PREFERENCIAL POR LOS JÓVENES
1166. Presentar a los jóvenes el Cristo vivo, como único Salvador, para que, evangelizados, evangelicen y contribuyan, con una respuesta de amor a Cristo, a la liberación integral del hombre y de la sociedad, llevando una vida de comunión y participación.
2.1. Situación de la juventud
1167. Características de la juventud: La juventud no es sólo un grupo de personas de edad cronológica. Es también una actitud ante la vida, en una etapa no definitiva sino transitiva. Tiene rasgos muy característicos:
1168. Un inconformismo que lo cuestiona todo; un espíritu de riesgo que la lleva a compromisos y situaciones radicales; una capacidad creativa con respuestas nuevas al mundo en cambio que aspira a mejorar siempre como signo de esperanza. Su aspiración personal más espontánea y fuerte es la libertad, emancipada de toda tutela exterior. Es signo de gozo y felicidad. Muy sensible a los problemas sociales. Exige autenticidad y sencillez y rechaza con rebeldía una sociedad invadida por hipocresías y antivalores.
1169. Este dinamismo la hace capaz de renovar las culturas que, de otra manera, envejecerían.
La juventud en el cuerpo social
1170. El papel normal que juega la juventud en la sociedad es el de dinamizar el cuerpo social. Cuando los adultos no son auténticos ni abiertos al diálogo con los jóvenes, impiden que el dinamismo creador del joven haga avanzar el cuerpo social. Al no verse tomados en serio, los jóvenes se dirigen por diversos caminos: o son acosados por diversas ideologías, especialmente las radicalizadas, ya que siendo sensibles a las mismas por su idealismo natural, no siempre tienen una preparación suficiente para un claro discernimiento, son indiferentes al sistema vigente o se acomodan a él con dificultad y pierden capacidad dinamizadora.
1171. Lo que más desorienta al joven es la amenaza a su exigencia de autenticidad por el ambiente adulto en gran parte incoherente y manipulador y por el conflicto generacional, la civilización de consumo, una cierta pedagogía del instinto, la droga, el sexualismo, la tentación de ateísmo.
1172. Hoy día la juventud es manipulada especialmente en lo político y en el uso del «tiempo libre». Una parte de la juventud tiene legítimas inquietudes políticas y conciencia de poder social. Su falta de formación en estos campos y la asesoría equilibrada la lleva a radicalizaciones o frustraciones. El joven ocupa gran parte del «tiempo libre» en el deporte y en la utilización de los medios de comunicación social. Para algunos, son instrumento de educación y sana recreación; para otros, elementos de alienación.
1173. La familia es el cuerpo social primario en el que se origina y educa la juventud. De su estabilidad, tipo de relaciones con la juventud, vivencia y apertura a sus valores, depende, en gran parte, el fracaso o el éxito de la realización de esta juventud en la sociedad o en la Iglesia (314).
1174. La juventud femenina está pasando por una crisis de identidad por la confusión reinante acerca de la misión de la mujer hoy. Los elementos negativos sobre liberación femenina y un cierto «machismo» todavía existente, impiden una sana promoción femenina como parte indispensable en la construcción de la sociedad.
La juventud de América Latina
1175. La juventud de América Latina no puede considerarse en abstracto. Hay diversidad de jóvenes, caracterizados por su situación social o por las experiencias socio-políticas que viven sus respectivos países.
1176. Si atendemos a su situación social, observamos que, al lado de aquellos que por su condición económica se desarrollan con normalidad, hay muchos jóvenes indígenas, campesinos, mineros, pescadores y obreros que, por su pobreza, se ven obligados a trabajar como personas mayores. Junto a jóvenes que viven holgadamente, hay estudiantes, sobre todo de suburbios, que viven ya la inseguridad de un futuro empleo o no han encontrado su camino por falta de orientación vocacional.
1177. Por otra parte, es indudable que hay jóvenes que se han visto defraudados por falta de autenticidad de algunos de sus líderes o se han sentido hastiados por la civilización de consumo. Otros, en cambio, como respuesta a las múltiples formas de egoísmo, desean construir un mundo de paz, justicia y amor. Finalmente, comprobamos que no pocos han encontrado la alegría de la entrega a Cristo, no obstante las variadas y duras exigencias de su cruz.
Los jóvenes y la Iglesia
1178. La Iglesia ve en la juventud una enorme fuerza renovadora, símbolo de la misma Iglesia. Esto lo hace por vocación y no por táctica, ya que está «llamada a constante renovación de sí misma, o sea, a un incesante rejuvenecimiento» (Juan Pablo II, Alocución Juventud 2: AAS 71 p. 218). El servicio a la juventud realizado con humildad debe hacer cambiar en la Iglesia cualquiera actitud de desconfianza o de incoherencia hacia los jóvenes.
1179. Actualmente, sin embargo, los jóvenes ven a la Iglesia de diversas maneras: unos la aman espontáneamente como ella es, sacramento de Cristo; otros, la cuestionan para que sea auténtica y no faltan los que buscan un Cristo vivo sin su cuerpo que es la Iglesia. Hay una masa indiferente, acomodada pasivamente a la civilización de consumo u otros sucedáneos, desinteresada por la exigencia evangélica.
1180. Existen jóvenes muy inquietos socialmente, pero reprimidos por los sistemas de gobierno; éstos buscan a la Iglesia como espacio de libertad para poder expresarse sin manipulaciones y poder protestar social y políticamente. Algunos, en cambio, pretenden utilizarla como instrumento de contestación. Finalmente, una minoría muy activa, influida por su ambiente o por ideologías materialistas y ateas, niega y combate el Evangelio.
1181. Los jóvenes deseosos de realizarse en la Iglesia, pueden quedar defraudados cuando no hay una buena planificación y programación pastoral que responda a la realidad histórica que viven. Igualmente sienten la falta de asesores preparados, aunque en no pocos grupos y movimientos juveniles se encuentran dichos asesores competentes y sacrificados.
2.2. Criterios pastorales
1182. Queremos responder a la situación de la juventud, con los tres criterios de verdad propuestos por S.S. Juan Pablo II: la verdad sobre Jesucristo, la verdad sobre la misión de la Iglesia y la verdad sobre el hombre (315).
1183. La juventud camina, aun sin darse cuenta, al encuentro de un Mesías, Cristo, quien camina hacia los jóvenes. Sólo Él hace verdaderamente libre al joven. Éste es el Cristo que debe ser presentado a los jóvenes como liberador integral (316): quien por el espíritu de las Bienaventuranzas ofrece a todo joven la inserción en un proceso de conversión constante; comprende sus debilidades y le ofrece un encuentro muy personal con Él y la Comunidad, en los sacramentos de la reconciliación y la Eucaristía. El joven debe experimentar a Cristo como amigo personal, que no falla nunca, camino de total realización. Con Él y por la ley del amor, camina al Padre común y a los hermanos. Así se siente verdaderamente feliz.
El joven en la Iglesia
1184. Los jóvenes deben sentir que son Iglesia, experimentándola como lugar de comunión y participación. Por esto, la Iglesia acepta sus críticas, porque se sabe limitada en sus miembros y los hace gradualmente responsables de su construcción hasta su envío como testigos y misioneros especialmente a la gran masa juvenil. En ella los jóvenes se sienten pueblo nuevo; el de las Bienaventuranzas, sin otra seguridad que Cristo; un pueblo con corazón de pobre, contemplativo, en actitud de escuchar y de discernir evangélicamente, constructor de paz, portador de alegría y de un proyecto liberador integral en favor, sobre todo, de sus hermanos jóvenes. La Virgen Madre, bondadosa, la creyente fiel, educa al joven para ser Iglesia.
1185. El joven con las actitudes de Cristo promueve y defiende la dignidad de la persona humana. Por el bautismo es hijo del único Padre, hermano de todos los hombres y contribuye a la edificación de la Iglesia. Cada vez se siente más «ciudadano universal», instrumento en la construcción de la comunidad latinoamericana y universal.
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